La alcaldesa pasajera que sale al final del año, hizo lo mejor que pudo en su corta administración luego del perecudo trabajo que le delegó el inconcluso don Samuel. Resulta que le tocó en suerte, y eso lo escuchamos por una estación de radio, la clausura y cierre de la tan sonada urna del Centenario. Urna esta, que será destapada dentro de cien años y contiene lo más selecto de esta centuria. Pues doña Clara quiso dejar bien claros sus tres aportes para la posteridad. La portada de un libro de genocidio, una carátula del Times y su consagración: una copia del “acta de su nombramiento como alcaldesa encargada”. Pienso, con todo respeto con la alcaldesa, que dentro de cien años la gente se quedará súpita, por decir lo menos, al ver el documento legal. Aclarar sí que este burgomaestre o burgomaestra no fue elegida popularmente y que llegó a la alcaldía por cosas del destino no del desatino de un partido.
De todas maneras se verá como exhibe su documento en este momento como pudo exhibir su diploma de bachiller en su momento, o el acta de grado universitario o de los postgrados obtenidos que para esta urna, posiblemente no los tendría a la mano. Sabrán, los bogotanos del siglo XXII que existió una encargada de la alcaldía que cerró al lado del presidente de Colombia una urna y cerró una administración fallida de su antecesor.
Una buena alcaldesa encargada que llegó a la casa de Liévano y que se siente muy orgullosa de sus logros…
